La red ha conseguido conectar el mundo de una forma que hace tan solo unas décadas era impensable. Ha ayudado a crecer al ser humano, social y económicamente, rompiendo con muchas barreras. Pero en este mundo hiperconectado en el que triunfan las redes sociales y todos tenemos perfiles y cientos de amigos, ¿se están perdiendo las auténticas habilidades sociales? ¿Resulta igual de sencillo hablar cara a cara con una persona ahora que Internet se ha convertido en un medio más sencillo, eficaz y rápido de hacerlo?
La paradoja viene dada porque en el mundo en el que todos estamos más conectados que nunca a través de una realidad 2.0, la conexión real, la social, es cada vez menor. De hecho, siempre preferimos mandar mensajes o audios a través de apps de mensajería, en lugar de quedar con nuestros amigos. Y cuando quedamos con ellos, la interacción social puede volverse complicada en ciertos puntos, por estar muchas veces pendientes del móvil en lugar de en la persona que tenemos delante.